domingo, 15 de agosto de 2010

14:

Porno para vos, para vos que estas solo

Ayer a la noche fuimos a ver porno al templo de la cultura. Ante nuestros ojos desfiló el porno  ochenta con el que seguro mis antepasados calmaron esa enfermedad mortal, la calentura, en templos de la paja, el cine porno.  Años acá, yo, saciada de cultura, completamente reventada por la cantidad de capital cultura que supe acumular y comprar en los últimos 20 años, no me bajo el cierre, no me corro la bombacha, no me mojo, no seduzco, no hago nada. Me siento y pienso, que esa anatomía espantosa que me revientan en la cara es mi propio cuerpo. Finalmente encuentro un pedazo en mi que  se atreve a no responder a la belleza, finalmente no soy perfecta. Lo que más me duele es que todos esos hombres, todos esos ex novios lo supieron todo el tiempo y no me lo dijeron, no me lo dijeron.

 Todo el tiempo le dije a Muriendez, todo el tiempo le dije a Muriendez que quería llegar a casa y buscar nombre por nombre a los muertos por el sida de la industria porno. Muriendez me comentó que buena música, pero no dijo nada más. Me entro la ansiedad con todo, pequeñas manchas rojas me inundaron las manos, se me aceleró el corazón, conté mentalmente la cantidad de accidentes que tuve, a lo largo de toda mi vida, me entro el terror, mientras se la metían a Linda sin forro, me entro el terror de preguntarme, chiquita que hiciste en los años de la parálisis del terror. Nada me respondí, no hice nada. Elisa negativo, la exigencia del Western. Cada seis meses todos los años, negativo negativo negativo. Negativo es que no tengo, pregunté una vez. Negativo es que no tenes. Negativo es que no tengo sexo o que uso forro. Pienso en wikipedia. Pienso en inglés. Pienso en AIDS. Pienso en las campañas, pienso no paro de pensar mientras doblo el cuello, achino los ojos, doblo mi cuerpo, pero aún así no logro entender, no logro mirar del todo, ese mecanismo de juguete, de fantasía, ese artilugio que convierte en magia el fluido de Linda, en magia y en coca cola con hielo, en magia, en vino, en destilería pura de fluidos,  en contagio, en sida, en coger sin forro por amor, en entregarlo todo, en sentir que la verdadera marginalidad es coger sin forro. El resto es sanidad. 

No quiero ser sana, le digo a Muriendez mientras caminamos por libertador. Qué haces, me dice. Tironeo de mi abrigo, no logro sacarmelo. No quiero ser sana, me quiero enfermar. Me quedo en musculosa y el viento de Libertador se clava como pequeños arsenales de la futura enfermedad. Fiebre, días de cama, revistas, solidaridad, médicos. No quiero ser sana, le digo. Parece el discurso de un loco, me dice Muriendez. Te voy a contar los caractéres Muriendez, le digo, te voy a contar los caractéres Muriendez y si le pegas muy seguido a los 140 te voy a pegar un tiro, porque esa es la enfermedad verdadera. Qué, me dice. No me contagies, le digo. Tengo mucho frío no puedo pensar. No me contagies, no me toques.  Frente al frío, la apariencia, la anatomía y sus misterios, los pequeños milagros, me dan un pecho duro, firme, grande, prepotente que no tengo. Estoy erguida sobre mi misma. Entro loop, quiero abrir los brazos y ser la crónica de una historia que no se va a escrbir o quizás la repetición de una canción que añoro, que quiero recordar, que quiero cantar, una vez más, pero no encuentro las palabras, para decir, para destrabar, que es lo que me esta pasando, si estoy enferma desde siempre, si la normalidad soy yo o si la normalidad finalmente son los otros y todo tiempo pasado fue mejor, frente a los días y las noches, las horas que estan por venir, la pornografía como discurso de a cultura que últimamente se transformo en la traducción más baja, brutal y estúpida de la maldad. Agua en el piso. Extraño los momentos en dónde pisaba charcos de líquido no identificado. Agua mojada, extraño los momentos en donde en los huecos de los lugares se acumulaba un pequeño río de fluído colectivo, sin medio al contagio, sin pornografía física, la unión destilando humedad, del cuerpo trasnpirado, de apretar contra la pared, de la botella rota de cerveza. Sin reactivos, sin western, sin pinchazo, sin paranoía, muy enfermos, cartón, vino, lexo, la vida, instrucciones de uso, palo y a la bolsa y después de acabar, después de acabar pensamos.

Wishing you were anywhere but here, you watch the life you're living disappear. And now I see...we're still kids in buses longing to be free...

jueves, 5 de agosto de 2010

13:

Fuck you

El otro día estaba pensando en que fue de mi ex compañera de secundario que llamaremos Laura aunque su nombre en realidad es Xxxxxx. En una época salía con un chico que la embarazó y se fue. En realidad se quedó un poco pero no el día del aborto. El día del aborto yo no fuí, se que fue en un departamento en dónde le dieron dos pastillas y la dejaron en una habitacón esperando la hemorragia. En algún momento empezó a sangrar, manchó dos o tres sábanas, se limpió en el baño de una casa de familia y se fué. La llamé más tarde esa noche, me dijo no te puedo atender, se me inundó la casa y estoy sacando agua. Podés hacer eso, le pregunté. Sí me dijo esto es como estar indispuesta nada más. Cortamos. La hermana se había realiazado un aborto también. No es para tanto decía. Siempre tuve terror con eso del aborto, en general tengo terror médico y por momentos asco de que me toquen lo cual hace mi relación con el sexo muy compleja. Cuando tengo ganas de tocar a alguien, sexual o asexualmente, son pequeñas variantes de la misma manera de hacer todo. ¿No sé entendió eso último que dije, no? Es la idea porque no sé explicarlo y es complicado el giro estilístico en la literatura cuando no se sabe explicar algo, porque entonces ¿para qué escribir?

Me fui de tema. El caso es que con el correr de los meses Laura o si prefiere Xxxxxxxxxxx empezó a cambiar. Expulsas una cosa que creo es el feto, me dijo un día en el pasillo de su casa mientras su hermana se sometía a una depilación lenta y tortusa con una pequeña pinza. Lo que ví entre la sangre era mi hijo, me dijo. No supe que decir, recuerdo que me reí o algo parecio a la risa de los estúpidos o los locos. Me reí como festejando el momento, que genial hacemos chistes de todo Mira vos, me adelante a la tecnología del pío pío y me rio de todo, me adelante a los 140 caractéres y me rio de todo, hago chistes con todo, todo me importa un carajo, a mi todo me importa una mierda, puedo decir pija, te metieron la pija, te acabaron adentro, te volviste a calentar, te lo volvieron a hacer y te volvieron a acabar adentro y no había segurité, no había un carajo, teníamos 18 años, yo había perdido la virginidad en la habitación de una pensión, pero con amor que diferencial que mentira que asco, pero ya no eramo vírgenes y una había abortado y nos reíamos de todo, en el umbral de los 19, por la zona de caballito, caminando las mismas calles de siempre, llegando a Acoyte y Rivadavia, buscando libros en el parque, mirando chicos como Muriendez, usando remeras de Ataque 77 y ya eramos grandes para eso, a veces ibamos al cine, muy pocas veces sin embargo hablabamos de sexo, no hicimos mucho esos días después del aborto, a mi me habían cortado el teléfono, tenía un beeper como los cirujanos, como los médicos, como el tipo que te ayudo a abortar, me adelanto nuevamente a la tecnología, gano seguidores, digo concha, que la pastilla te la metieron por la concha, otra por la boca, pero no era una porno, no, o era una porno, si, porque las pornos, me adelanto a la tecnología y digo porno porno porno porno, también son una pesadilla. O una película de terror.

Fuimos al salón Pueyrredón en algún momento del año. Antes de que Muriendez fuera esto que es ahora, una larga temporada de silencios, de meses. La vimos. Estaba tomando cerveza del pico, había engordado mucho, siempre tan bajita. Me vió, se puso lívida, siempre hace de cuenta que no me conoce. Muriendez que todo lo nota y que todo lo sabe, se hizo sensible a la situación enseguida.  Qué pasa, me preguntó. Nada, le dije.  Se fue a la barra a pedir cerveza o gin tonic, no sé, no me importa. Me adelanté con convicción. Vi la cara de X pura maldad. Me puse el valor donde me lo tenía que poner. Yo no te embarecé pelotuda ¿estamos?. Me fuí, no me quede a ver lo que pasó después, pero me dijeron que grito mucho y la agarron entre varios porquer me quería matar.

bad boys