lunes, 28 de marzo de 2011

29:

Una hora de atraso, me avisan por si acaso, el perla sin trabajo, ven si quieres venir
 Las cosas como son.  Desgarradoras. Ayer a la tarde se me partía el estómago en dos, después de una noche más menos que más. Fuimos con Muríendez por ahí y los dos teníamos un ataque de nostaliga mortal, asesina. Todo estaba mal y fuera de lugar, todo sobraba. Unos pelotudos apagaron media hora la luz queriendo salvar el planeta. De nada. Escuchabamos discos rayados de la velvet mientras pensamos como vamos a dar el primer beso. Mirás para atrás y no podes creer que el amor fuera algo tan en serio. El sexo. Algo tan complejo, tan desgarrador. El olor de alguien. Dormir con vos no es es lo mismo que dormir sin vos. La vida, los tapes. La noche, las chicas. No tomamos nunca más tan blanca.
Viste esa banda nueva que esta sonando, me pregunto Muriendez. No, le dije. No estaba mirando nada porque estaba en otra, en otra de la mente. Haciendo covers de My Bloody Valentine, más o menos bien, más o menos mal.  Te da lo mismo, me pregunto. Si, le dije. Todo te da lo mismo, me dijo. Más o menos. Yo también, me preguntó. Le dí la mano y le dije que no con la cabeza. Me pregunto esa noche si eramos novios y no supe que decir, en una mezcla de verguenza, propia y ajena. 
 Muriendez me preguntó si alguna vez había ido a Chile y si quería ir ahí para resolver el tema de nuestro noviazgo si o noviazgo no. Nunca fuí, le dije, pero lo imagine siempre. Sobretodo en las froneteras llegando a Bolivia sin mar y en los glarciares bajando por la Argentina más helada. Pero de todas maneras le dije que no, que el amor se define en la patria de cada uno. Él se rio y me dijo, mi patria sos vos. Yo no lo reconocí en ese momento y hasta le perdí el respeto. Se dió cuenta y volvió a ubicarse. En Chile la gente guarda muchos secretos, me dijo. Me quede pensando. Yo también, le dije. Y pensé en que pasaría si abrieramos una caja de Pandora adentro de una caja de Pandora.

lunes, 21 de marzo de 2011

28:

El otro día volvía a casa escuchando muy fuerte rock nacional solo para reafirmarme a mi misma que no puedo hacer nada contra lo que soy, cuando de repente una persona me dijo, a dónde vas y yo le dije a mi casa y me dijo por acá no, por otro lado y le dije yo voy por donde quiero, mi casa esta para allá y seguí caminando. No me di cuenta, hasta que me tuve que dar cuenta, que primero dos, después tres y más tarde cuantro patrulleros me rodeban. Pensé, esperanzada, por fin hice algo útil por esta sociedad, aunque no supiera bien qué, por fin voy presa. Wrong. Big Fail. Un policía me invito a retirarme, no es la primera vez le dije. Retrocedí, levanté la vista, los balcones llenos de gente y en la esquina del pasaje Totoral un enjambre de personas con perritos enanos y no tanto mirando la realidad como nos gusta mirarla a todos: descarnada, violenta y con altas dosis de humillación al prójimo. En la puerta de un hotel, como me gustan los hoteles, le pregunté a una chica de shorcito y ojots, que pasó. La chica me miro, ahí me di cuenta que era una bonita dominicana, agarraron a uno me dijo. Con las bolsas del supermercado en la mano y el helado coreano carisimo que compro para mandar el INDEC al carajo, le dije, ok gracias. Nada. Agarrar a uno agarran a uno todos los días. Aunque a mi no me han agarrado nunca. Pensé en Muriendez, si estaba bien. Mi corazón dijo que si, palpito un poco, tampoco tanto, se detuvo un poco, tampoco tanto y finalmente me dijo que si, que Muriendez estaba bien.  Los vecinos, la prole y los perritos seguían mirando. Yo sin saber que hacer pero queriendo hacer de todo, le pregunte a la señora del perrito deforme que estaba pasando. Agarraron al que mato al pibe de la bailanta, me dijo, también a sus amigos. Ah, le dije. Enseguida me saco la ficha y me dijo, no sabes que pasó, no. No, le dije, la verdad es que no tengo idea de lo que pasó. Mataron a un chico con un bate de besiball en la puerta de una bailanta, me dijo. Y por qué, le dije. Eso no lo se, me respondió. Yo creo que estan re locos estos pibes, creo que estan re locos. La señora del perrito me miro y me dijo, puede ser. 

Volví a casa pensando en todo lo que esta bien, pero también pensando claramente en todo lo que esta mal. Me paso la vida pensando. Agarré el teléfono y corté antes de que sonara el primer ring y volví a la computadora para saber si estabas conectado y la luz veder de tu estado de mierda, un poco la puta que te parío, me resulto un insulto hacia mi persona. Pero nada, no puedo hablar. No puedo pensar tampoco. Me queda toda la noche por delante y las luces verdes de mis contactos se van a ir apagando de a poco, como las luces de las casas cuando la gente se va a dormir, las luces de los autos cuando se detienen, las luces de navidad cuando se termina la navidad y las ganas que no están aunque yo te grite: hablame.

Salimos a la noche con Muriendez, más tarde. Le conte lo del bate y lo de la muerte. El me conto que ya viene el invierno y antes el otoño. Eso te gusta mucho a vos, me dijo. Le contesté que si, que a mi todo lo que tiene que ver con la lana y calentarle las extremidades a los chicos me gusta. El me preguntó si yo quería tener las manos siempre calientes. Le dije, eso depende. Me pregunto de qué. Yo le dije de si sus manos eran las suyas y las fricción era con las mias.

Once I thought I knew /Everything I needed to know about you / Your sweet whisper, Your tender touch / But I didn't really know that much /Joke's on me, It's gonna be okay /
If I can just get through this lonesome day

bad boys