lunes, 24 de enero de 2011

26:

El sexo no es ni será nunca el fin en si mismo, es el principio de las cosas. Así me va. Siempre pensé que con el paso de los años era menos duro. O al menos que no era tan significativo, pero siempre lo fue y siempre lo será. No esta en mis planes cambiar. Porque el sexo nunca es el fin en si mismo, es el principio del relato. Es el primer destello de luz de la confianza. Es poder visualizar las imperfecciones. Es ver las partes más horribles de tu cuerpo y pensar no me importa, porque ve más allá de eso o yo estoy viendo más allá de eso, como si fuera posible que en el umbral del principio de las cosas se encontrara la única manera de permancer ciegos entre tanta calma.

El otro día estaba caminando con Venenito y me dijo, sacame el cuerpo de encima. Eh, lo que. Sacame el cuerpo de encima no puedo estar, no quiero ser. A la altura de Gorriti las cosas se pusieron más asperas cuando se empezó a fregar contra una pared de hormigón. No puedo estar, me decía,  no puedo estar. Me sente en el cordón de la vereda y unos chicos ebrios con un auto de esos que si chocan te morís me gritaron alguna de esas cosas que ya saben. Internamente no les conjure la muerte, tan solo la parálisis y seguí esperando. Siempre es más humillante si te tienen que ayudar a mear, me dijo Venenito. Gire y le sonreí. La muerte siempre es una clausura demasiado digna, le dije. Se despegó del hormigón. Querés cerveza, me dijo. No tomo algo con color de meo, le contesté. Que fina, me dijo.  Re fina, le contesté. Con las cosas que debes haber tragado, me dijo. Me reí. Si a esta altura no te podés reir del hambre que tuviste y en consecuencia de lo que te comiste: ma ta te.

Estuve sudando en un club de barrio mientras comía un plato que me salía barato. Pensando acerca de las personas que decretan el principio y el fin de las cosas. Sola. Porque antes que con nadie estoy conmigo misma. Unos chicos al lado comían tiras de asado y ensalada en grandes recipientes plateados. Cortaban la carne y afilaban contra el plato. Sentí el dolor en mis dientes. Hablaban de sexo. Salían de jugar al fútbol. Olían. No eran deseables, tampoco eran armónicos. Eran hombres normales obedeciendo a la norma. Pedí mas hielo y pedí la cuenta. En el pasaje del libro que estoy leyendo se repite todo el tiempo la palabra tetas. Salgo y el calor es terrible. Una vez familiar me dice, no sé puede ni coger así. 





bad boys