jueves, 25 de noviembre de 2010

23:

Prendo un faso y en la radio siempre el mismo idiota.  De la música.


1:

Venenito me preguntó ¿por qué La Cámpora no canta Perón Perón que puto sos, mi general cuando coges? Con miedo, si: miedo, de que fuera él decidido a entonar dichos versos ya menospreciados bajo una forma de sinuosa cumbia, ese ritmo forastero que redime la clase media que no toma remis en provincia por miedo a ser secuestrada pero hace incursiones a la vera del río en el Tigre mientras deja el scort al cuidado de un terciarizado de la vida, le dije: no tengo idea. Con unos pantaloncitos minimos como toda vestimenta, Venenito me agarro fuerte de la mano, me clavo las uñas nacaradas brillantes como el mic en una mano y me dijo: se esta yendo todo al carajo. Yo asentí, alejada de la política como me siento en estos días que añoro ser un poco como esta travesti que va cruzando la vía pública. Como todo atuendo lleva una tanga minúscula y unos tacos que miden mas que el Sheraton, baby.


2:


No hay mucho para decir estos días. No hay casi nada para decir, estos días que parecen las últimas horas de una fiesta a dónde no nos invitaron y por lo tanto no fuimos bien recibidos. Ni ellos ni yo ni nadie. El otro día fuimos a una fiesta y nos dimos cuenta brutalmente que la gente ya no baila. Sentada, lo único que podía hacer era dejar pasar las horas para llegar a casa lo más tarde posible, es mi manera de hacerle saber a todos mis contactos que me mantengo lo más ocupada posible. Si, es mi manera. la música era mala pero eso es irrelevante hoy por hoy. Siempre pienso en volver a fumar para tener algo que hacer en las fiestas, para tener una actividad concreta. Llego a mi casa a las cuatro de la mañana pensando que podría no haberme nunca, pero pesa en mi el concepto, la idea o la fantasía de una nueva aventura. Si estoy afuera necesariamente pasan cosas. Si estoy adentro lo único que tengo son las luces verdes que se prenden y se apagan, que se van a roja, se trasladan a naranja y finalmente aparecen desconectadas sin haber dicho nunca hola o adiós.


3:


Venenito me preguntó si hoy festejabamos sin agredirnos mutuamente o simplemente era un día como cualquier otro. Mientras arrancaba un papelito de bebotas hot le dije, podemos festjar yendo juntos a box. Arranque  20 papelitos al mismo tiempo. Un día vas a recibir tu merecido castigo cortándote con el papel neni, me dice. Lo veo arrancar un papelito que habla de las estudiantes paraguayas hot. Antes nada más eran las paraguayitas hot ¿las educaron?, me pregunta. No sé, le digo. Un volantero nos mira a lo lejos.  Últimamente mis fantasías sexuales se ven aplastadas por el prime time de la violencia de género. Payback it´s a bitch. Me imagino con el cuerpo mas firme y los musculos más marcados sin miedo. Mientras arranco una nueva tanda de papelitos, muy fresca puedo oler el pegamento, pienso que entre las cualidades del boxeo se encuentra la de cansar el contrincante. Pienso también que no hay que pasarse mucho de la línea. La pelea que mantenemos desde el 2005 ya me esta cansando y este entrenamiento que hace que los abdominales me duelan y que lleve un moretón violáceo en mi costillar, son un precio justo camino a darte el golpe final. 


Arranco otro papelito. Puta, me grita un volantero. Nada que no me dijeran antes pelotudo.

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