domingo, 13 de diciembre de 2009

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i wrote haikus about cannibalism in your year book

Por qué los gatos duermen sobre todas las cosas nuevas que se traen a una casa. Me desperté tarde y lo primero que hice fue comprar cigarrillos y yo sé, lo sé, que fue para tener conmigo un hábito de Muriendez. Suena el teléfono pero no atiendo, se rompió el aparatito ese que te dice quien llama y estoy lejos de la defensiva. Esta nublado, esta gris, llueve de a poco, hace frío, es casi invierno, nadie empieza una relación en primavera. Esperar, dejar pasar el verano, esa época tan ingrata. El cigarrillo me arruina la piel, pero me quita el apetito, estoy con él, en teoría y hábito, pero no sigo sus ordenes. Tengo que comer más. Pero no es amor lo que sangra.


Tengo sentimientos. Siempre que estoy mal, llamo a una amiga que esta peor. Creanme cabros, no falla. Tengo sentimientos. Salí vestida como si fuera invieno, en mi casa siempre hace frio, pero la calle esta climatizada y húmeda. La buena noticia es que no me puse medias y el resto son capas de cebolla. Nuca más me llamó,  es un hijo de puta. Si, le digo. Yo le chupe la pija, yo nunca chupo la pija, entendés. Lo entendí yo y lo entendió todo el bar, pero yo no lo acepté y en un análisis estimativo el 90% del bar tampoco. Hay cosas que solo se hacen por amor, me dice. Si, le contesto. Quiero decir, sexualmente yo con él lo di todo. Asiento. Llamo al mozo y le pido otra taza de café esta vez bien cargado. Torta de chocolate hay, le digo. El hombre que sabe de mi pena, me dice, hay. Agreguele, por favor una bocha de crema. El mozo se va. Vos no te cuidas, me dice. No, le digo. Es que seguro tenes algo, me dice. Si, le digo. No me dijiste nada, me dice. No, le digo. Que rápida que sos, me dice. Como un velociraptor de la nueva era, le digo. Que tonta te ofendes de nada, me dice. No me ofendí a mis los dinosaurios en retrospectiva me gustan. Se rie. Y vuelve a hablar de ella. No le inquieta que no complete. No le interesa que termine de decir. Se rie y vuelve a hablar de ella. Se rie y habla del sexo y de la entrega que sintio como con nadie en la vida. Se ríe y habla de la traición, de mensajes de texto y de sospechas. Habla de su madre. Habla de su hermana. Habla de sus amigos. Habla de sus hábitos. Habla de su cuerpo. En ningun momento se detiene a pesar que quizás el unico problema es que nadie quiere estar con ella. Termino de comer, digo cosas como, sin dudas, debe ser así. Saco dinero, hablo de como se me paso la hora, tengo que entregar un trabajo, nos vemos pronto. Dejo tres billetes de diez sobre la mesa. Salgo a la calle. Nunca falla. Al menos el mundo se ve de otra manera.

Vuelvo caminando a mi casa. Son más de 30 cuadras pero la temperatura bajo lo suficiente como para entrar en calor. Me cruzo con parejas que expresan su amor y de las otras. Un grupo de soldados del metal caminan unidos, cuerpo a cuerpo. Que gente recia. Cerca de CBGB se junta gente. Otro recital con 8 bandas por menos de 12 pesos. Los soldados del metal siguen de largo, solo quedan los chupines y a los lejos puedo ver un chico con una remera de The Casualities. Lo miro y no puedo evitar sonreirle. Me sigue, quiere que tomemos una cerveza en Melonio. Es un varón de 1.85 desde el piso hasta el delirio. No tomo cerveza le digo. Cuando me estoy alejando, lo escucho decir, te compro una coca cola. Niego con dos dedos. Me sigue. Como te llamás, me dice. No importa, le digo. Camina junto a mi dos cuadras, no dice nada. Con las manos en el bolsillo y el rostro casi oculto por el pelo, parece más adulto. No tengo novia, me dice. Yo tampoco, le digo. Sos gay, me dice. Si. Se detiene. Entonces podemos ser amigos, me dice. Entro otras cosas, le digo. Me mira, lo miro. Le doy la mano. Él me da la mano. Me llamo Pedro, me dice. No, vos te llamas Vándalo, le contesto. De repente su tacto esta muy frío. El mio, muy caliente.


 

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