viernes, 12 de marzo de 2010

10:




There is freedom within, there is freedom without

Try to catch the deluge in a paper cup

There's a battle ahead, many battles are lost
But you'll never see the end of the road
While you're travelling with me




Viste la gente que te dice. No, no veo esa gente que "me dice". Ay que perra. Venenito no me va a perdonar jamás no haber asistido al funeral de Gigi. Hace tres horas que estamos hablando y lo único que me preguntó es si Muriendez tiene o no tiene sexo al final, hace o no hace el sexo. Etc. El resto de la experiencia parece no importarle. En los últimos minutos solo escuche cuales fueron los last minutes of Gigi. En los ojitos se le notaba el dolor, me dice. Y en mis ojos qué. ¿En mis ojos acaso no hay nada?

Llegamos con nuestras mochilas. Muriendez insistió con acompañarme hasta mi casa. En el taxi no hablamos, solo intercambiamos monosílabos discretos. Parecía tan tranquilo, me exasperaba tanto. Lo hace hasta el día de hoy y sé, porque leo el futuro de ambos, que lo hará en los días que están por venir. Trágicamente yo voy a permitirlo. Yo.

Gigi se fue y yo me quería ir con ella. Bueno Aires cada vez está más horrible, pienso. De hecho me pregunto si alguna vez fue realmente bella o si simplemente fue la alucinación de una época dorada. La pátina que reviste todo aquello bendecido con el dinero y la noche. Y creo que sí que tan solo fue eso. Hace tantos años que no me drogo y hace tantos años que pienso en las consecuencias de drogarme. Detesto las drogas ahora. En realidad detesto a sus usuarios. Los marihuneros armando porro con olor a amoníaco es gente deleznable. Me deprimen. Como Venenito hablando de Gigi ese perro travestido de mierda. Que bien hizo en morirse, en matarse porque claramente ese perro se suicido. Gigi se fue para siempre, te das cuenta. Venenito esta tomando tragos con pequeñas sombrillitas. Usa lentes. Habla de su único amor muerto. Yo con café negro y lentes oscuros, oculto la rabia de no poder llorar en público.

Ya te vas, le pregunto. Me quiero duchar y acostarme, el viaje fue muy largo. Muriendez sentado en el patio de casa acaricia a la gata. Quería saludar a la gatita me dice. No voy a detallar como arruine algo tan bello porque me queda, no mucha, pero me queda algo de dignidad.


A la noche lo mismo de siempre desde  hace  más de diez años. Qué haces Droguita. 



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